Sintiendo que nada pasa, que todo lleva un curso normal, que el aire vuelve a soplar y mi mente tranquila se despeja.
Todo un sentimiento encerrado en lo más profundo de la caverna, queriendo hace mella en lo más duro de la piedra.
Fingiendo que no la ves, haces oídos sordos a las plegarias, dejando un cántaro en un rincón lleno de sueños rotos...
No espero que el sol brille todos los días, ni que mi camino se despeje de neblina, sólo quiero sentir mi estrella titilando cada noche en la infinidad del firmamento.
Sin pérdida de tiempo, el segundero avanza, persiguiendo siempre al tiempo con sus pasitos pequeños.
En un simple parpadeo, el tiempo se pasó volando, agrietando los muros y destruyendo libros.
Como ola que surca el mar, todo se desplaza a través del tiempo, uniendo y destruyendo vidas mientras florecen los cerezos.
Con la valentía de siempre, el gorrión voló por el acantilado; deseando ser como un dragón, su pequeña alma engrandeció cuando supo que jamas cortaría las nubes con fuego, pero alegraría el corazón de aquel que pusiera sus ojos en él.
Sin dejar de correr, atravieso el portal... el impulso de respirar aire fresco me hace cruzar los límites de lo civilizado.
Escucho los gritos de la gente consternada, viendo con estupefacción como me voy hacia lo salvaje, dejando la seguridad de una zona conocida, controlada y altamente avanzada.
Pero si debo vivir atrapado entre paredes de metal, respirar el mismo aire reciclado, alimentarme de píldoras sin sabor... entonces renuncio a la civilización! Renuncio a la nueva vida y me voy a buscar mi conexión.
Esa indiferencia que sientes por mí, guardatela para cuando ya no esté, la necesitarás para olvidarme...
Tirado en la cama, sintiendo cada segundo que pasa; respirando el aire que el viejo ventilador hace circular alrededor de mi cara, trayendo consigo pedazos de sueños de personas que desde hace raro ya están acurrucadas.
Sufres conmigo, maldices cada vuelta que soy en la cama; vigilas mi respiración y tratas de aburrirme pata que el sueño, por fin, se manifieste y mis ojos puedan descansar.
Gran sacrificio el tuyo, despertarte para hacerme compañía. Compartiendo mi insomnio, tratas de arrullarme con tu suave ronroneo, logrando con ese acto una desesperación en tus ojos y una perturbación en tu ciclo.
Con tanto tiempo en vela, el cansancio te ha vencido; con gusto poco dichoso, tu cabeza yace en mi pierna con un ligero pero plácido sueño.
Cómo cada noche, la oscuridad llegó a mí; como cada noche, la soledad se hizo presente y se adentro en lo más profundo de mi casa. Ruidos y figuras se mueven por cada esquina, esperando que llegue su momento.
Como cada noche, el miedo se hizo presente en cada uno de mis pasos y el tiempo se hizo más longevo. Como cada noche, mi esquizofrenia te escucha diciendo: "no temas, ahora yo estoy aquí para hacerte compañía. No estás solo, a partir de hoy, nos tenemos el uno al otro".
Y como cada noche, tu voz me lleva al mundo de las maravillas, en donde yo... puedo dormir.
Parado en el mismo lugar, con el rocío del alba mojando mi pelo, saludo al amanecer, mientras me despido a lo lejos.
Esperaba que vinieras, pero en medio de un huracán, la calma no está.
Tanto tiempo aquí parado, viendo como nuestro ciclo ha pasado a la inmortalidad...
para ser recordado como un sueño mal hecho.
Sin pensar en lo que trae el viento, ese aroma llegó; cada gota de agua, su vída entre las hojas ha dejado, liberando el espíritu que ahora se ha fusionado con el olor que entra por mi ventana.
Si me quedara ciego, ¿cuál sería el comienzo de esta nueva historia? Cómo no querer llorar por lo perdido, si el sonido de los pájaros traerá consigo el recuerdo del verde de los árboles; el sonido del viento me estampará en la cara las nubes de algodón que surcan los cielos, pero sobre todo, el calor de los rayos del sol me recordarán lo rojo que puede ser un atardecer.
Si me quedara ciego, ¿guiarías mis pasos al calor de tus manos?, ¿arroparías mi soledad con el calor de tus brazos?, ¿me describirías al mundo con tus labios tersos?
Si perdiera la vista, me esforzaría por encontrar el sentido de orientación, para así poder llegar a tu cuerpo y recordar como brillan las estrellas en el cielo.
Grande es el sentimiento que me queda, de pensar que esperas por mí en un frío rincón. Viendo como el tiempo congela tu tiempo y como el viento petrifica tu cuerpo.
Tristeza al no tenerte, al no poderte mirar. Pero grande es la alegría al saber que te voy a recuperar.
Chocolate dulce, no desesperes, que en menos de lo que te imaginas, esa cálida mordida te voy a dar.
Con la noche llega la oscuridad y el silencio; con el silencio llega el sentimiento que a veces se engalana con un breve pensamiento. Todo comienza con una extraña alusión al tiempo, a un breve y mágico momento.
Tiempo de decorar; momento de crear entornos que permitan a la mente escapar; abandonar lo cotidiano y recrear todo lo que el subconsciente no ha dejado.
En este mundo creado, tan perfecto y antagónico, donde todo fluye bajo un orden poco disperso, el cambio es cosa de un breve momento. Todo se adapta al entorno, mejorando lo que ya está hecho.
Todo, menos ese frío sentimiento; ese sentimiento mordaz que es capaz de moverte el brazo y hacerte caer en un largo vacío, del cual nadie es autor, pero que te lleva por un mal trecho. Ese sentimiento no destruyó tu creación, sólo tuvo el poder de levantar tu brazo y hacerte destruir ese sueño en un breve despertar.
Se que no puedes mirar, que solo tus manos te guían en este camino en donde tus ojos no pueden penetrar. Pero sí prestas un poco más de atención, te darás cuenta que tus sentidos no están solos, que algo más guía tus movimientos en la oscuridad.
Escucha tu respiración, no es muy diferente de la mía; cada suspiro robado, te dicta el camino en donde se fundirá un beso.
Al igual como espera el oso el inicio de la primavera, el lirio espera, en las frías aguas del lago, los primeros rayos del sol que le permitan iniciar la perturbación en su interior y comiencen sus partes a adornar la superficie.
La parte más transparente del aire no es aquella que se percibe en las montañas ni en lo alto del cielo; es aquella que sale a través de tu cuerpo, purificada con una sonrisa y adornada por el vaivén de tu pelo.
La oscuridad de la noche, suele ser tan traicionera; unas veces te da cobijo, pero a veces te destroza el alma.
Por el cielo se deslizan unas negras nubes, arrastradas por el viento de la tarde que las lleva fuera del mar.
Es el inicio del huracán, el comienzo del principio; el ciclo de la vida que cada tiempo surge del mar.
Dos gotas de agua... tan parecidas y tan diferentes, comenzaron el fenómeno que ahora pega de lleno en lad costas vacías de ese solitario país.
Mezcla de dos elementos de la naturaleza, buscando equilibrio para permitir que surja la vida, trayendo consigo la calma a aquellas almas que ya con el tiempo agonizan.
Envuelto en esa mancha cafe, tu vista y silueta cambia, pero solo en apariencia, porque la esencia de tu ser, aún canta.
Camina por el sendero, deja tus huellas al andar, que serán las pistas que he de seguir, cuando tus labios quiera besar.
Con el brillo nocturno, la luna se detiene por la noche, viendo como mis ojos escudriñan tu pequeño rostro.
No le busques normalidad, porque desde tiempos inmemoriales, la dama blanca ha sembrado locura en las personas y dado cobijo a los enamorados.
Si levantas la mirada, no sólo contemplarás la luna, sino la esperanza que depositan en ella los pares de ojos que no dejan de admirarla.
Espero que me quieras y en algún momento de la gran inmensidad me puedas perdonar...
Fuiste creado con amor de dos... pero en el fondo, el amor propio es más grande y, con amor, en este sitio no nos podemos quedar.
Oh baby... baby please, no me mires así, que mi vida ya es complicada como para poderte cuidar.
Siéntate a mi lado, aunque no me mires.
Respira conmigo y contemplemos el horizonte; aunque te esfuerzas en no mirarme, puedo sentir que me observas con sólo tocar tu mano.
Tum tum tum, como un pequeño tambor, en el fondo de tu pecho, así suena tu corazón.
No es duro como un diamante, ni pesado como una gema...
...pero es capaz de desencadenar el comienzo de un nuevo big bang.
Hojas desprendidas de los árboles, luchando contra el viento para quedarse en el mismo lugar.
Susurros de amor, brisa de esperanza y versos de azúcar para que lleguen al alma.
Ocupando un suspiro que llene todo de vida; buscando la chispa que encienda la vela, para que la llama ilumine el entorno.
Perdiendo el miedo al caos, dejando que la luna decida que acciones tomar, orientada sólo por las estellas del firmamento....
que comience el big bang!!!
En el mundo de los excesos, quedarme absorto es mi mejor adicción.
Perderme en ese mundo creado sólo por los sueños, donde tú y yo, jugamos con el mismo fuego.
El perfume de las flores, sólo se compara con el aroma de tu pelo; ambas cosas agraciadas por el poder del viento.
Pequeña abeja fugaz, mira donde te vas a posar, porque con semejante parecido, tus antenas te pueden traicionar.
Oh baby, ahora no se que hacer, pero en el fondo de mi ser, nunca te olvidaré. Seremos los seres más felices del mundo... disfrutaremos los ocasos al final de cada día.
Nos columpiaremos en ese columpio bajo el roble viejo, hasta que terminemos en la hierba y contemplemos las estrellas.
Te prometo que danzaremos bajo la lluvia hasta que las grises nubes se vuelvan blancas y los pajarillos comiencen a cantar.
Oh baby, baby, en el fondo nunca te voy a olvidar...
Las nubes de algodón suspiran resignadas al ver llegar el viento...
Sus sueños de primavera han llegado al final; no podrán contemplar más la llegada de la vida.
Ahora sólo les queda danzar por el cielo lo que resta de sus cortas vidas.
Corriendo por el sendero, hasta llegar a un rellano, en donde se divisa un lugar seguro que promete cobijo. Ahí dentro todo es calma y tranquilidad...
Todo es paz, hasta que, al levantar la mirada, descubro que mi espalda está entre la espada y la pared.
Y si fuera rey por un día, cuántas cosas no cambiaría? La vida de cuantas personas no arruinaría?
Todo tiene un precio en esta vida y alguien debe de pagarlo... alguien del bando del bien o alguien del mal, pero el costo ahí siempre estará.
Si yo fuera rey tendría mucho poder, pero poca libertad para ejercerlo...
Y tú me querrías si yo fuera rey?
