Tu mirada está congelada, está posicionada en algún punto del infinito; en un punto a donde nadie más puede llegar, pero que tú siempre puedes contemplar. Esa vista de halcón surcando los cielos, observando el terreno, pensando y analizando cada destello de luz, en los cuales puedes encontrar un poco para comer.
Mira este aroma, nada puede ser más grande que el vaivén de los pinos agitando sus hojas por el aire; tantos recuerdos venidos, pero tantos deseos cumplidos.
Voltea para allá y observa como ese pequeño lunar en la espalda, te puede llevar a saltar a las inmediaciones de ese cálido lugar.
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