domingo, enero 10, 2016

Testigo silencioso

Aun puedo escuchar sus gritos pidiendo auxilio. Mi nombre no dejaba de repetirse entre cada aliento robado.

En medio de la oscuridad, su luz se fue desvaneciendo y con ella se fueron mis sueños. Mi corazón se detenía ante lad marcas de semejante agonía.

Mis palabras fueron sofocadas por la oscuridad del entorno; después de eternos minutos, cuando gordas gotas de sudor surcaban mi rostro, el silencio me arrebató los susurros donde le decía "perdóname, aun te quiero..."

Olvidado en un rincón, con el corazón hecho pedazos y el alma en el infierno, mi cuerpo se perdió entre la oscuridad y la inmundicia.

Caja de sorpresas

Hay cosas que se deben de gritar; cosas que si no se liberan te pueden hacer explotar. Nada justifica la indigestión de las palabras, ni siquiera el amor.

Hay hechos que se deben de demostrar; acontecimientos que se deben de vivir para mejorar y cambiar. Todo cambio lleva un proceso y durante él, algo se perderá, pero es necesario para poder prosperar.

Hay acciones que se deben guardar; no todo tiene justificación y hay ecuaciones que no se pueden cambiar. El resultado ya está escrito y ningún cambio nos puede beneficiar más.

No hay reglas para saber qué debemos gritar, demostrar o guardar. Al final, nuestros instintos nos llevarán a un sitio donde no se sabe si será frío, cálido o templado.