Muéstrame la mitad de lo que necesito ver... muéstrame sólo la mitad de lo que tú quieres ver; con ese jin jan es suficiente para que nuestros dedos comiencen a tejer una enredadera mortal, que no nos dejará caer al infinito vacío que se oculta bajo las sábanas blancas, donde un día nos perdimos pensando que era el final.