sábado, noviembre 17, 2012

Día cero

El tiempo es infinito, nunca se detiene, sigue su curso como el agua corre por un río.

Sentir que el tiempo se acabó, que ya no hay más solución; sentir eso justo cuando comienza el ligero dolor en altas horas de la madrugada. La estabilidad ya se acabó, después de tanto, todo se derrumbó y sólo dejó tristeza y dolor.

La lluvia llega, avanza y arrasa, dejando charcos y montañas de lodo en el que sucumben tantas vidas que es imposible hacer caso omiso.

Hay que palabras que tuvieron que emprender el vuelo y llegar hacia mí; hay palabras a las que tuve que dejar ir... pero entre todas las cosas, yo sigo parado aquí, como objetivo de las gotas de lluvia, que se estrellan en mi rostro, anunciando que el día cero... ya pasó.


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