sábado, julio 26, 2014

Origami

El viento sopla y entre sus manos arrastra una hoja, blanca como la nieve, pero maltratada hasta el fondo de su alma.

Cada onda se siente como un jirón y poco a poco se va mermando su capacidad elástica de regresar siempre a la forma original.

Como espectador de un show, si figura se dobla sin que se pueda hacer nada. Azotada contra cualquier obstáculo, su cuerpo se va transformando.

El fin de su existencia llegó, el dolor trajo consigo una manchada grulla capaz de volar, la cual por más que agite las alas, nunca podrá cantar.

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