miércoles, noviembre 26, 2014

Salvaje

Sin  más fuerzas que la impulsaran, tomó valor del grano de esperanza que existía en el fondo de su pecho. Tiró de sus manos, hasta que las cadenas temblaron; ella no lo sabía, pero ya lo presentía. Por las venas de su cuerpo, corría algo más que sangre y valor.

Dotada de encanto y de amor por las plantas y animales, su energía curaba más allá de la razón del hombre. Su figura fue mal interpretada y definida como un ser del mal, pero de maldad, no tenía nada.

Al momento de gritar, su voz retumbó en el corazón de las piedras; su energía agrietó los muros, pero sus ojos surcaron a su alrededor, buscando ofrecer consuelo al desequilibrio que había causado.

Con el poder del viento, huyo por un pequeño sendero; cada paso que daba la llenaba de paz y sabiduría; cada respiro fuera del calabozo le despejaba la mente y le iluminaba el sendero. Como animal salvaje, sus piernas se fueron adentrando, con seguridad, en lo que siempre fue, su gran hogar.

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