Más allá de dónde ilumina el sol, de donde tus ojos pueden ver, se encuentra tu destino...
Después de tanto vivir, de reciclar energía y tratar de ganar... llega el momento de parar; ese momento que muchos quieren alejar y que buscan cualquier cosa para tratar de llegar tarde.
Pero tarde o temprano, el momento llega y debemos de entregar las herramientas, para no trabajar más... al menos no físicamente.
La muerte no es algo más que una nueva etapa por la que todos debemos de atravesar; es, simplemente, algo natural, algo de lo que no nos tenemos que quejar, porque, aunque suene extraña su forma de juzgar, al final siempre nos viene a dar un momento de paz.
Con el tiempo, las personas se han creado un hito en donde ven a la muerte como algo infernal; algo que nos toma y no nos deja escapar; que nos arrebata lo que más queremos y no nos deja respirar. Pero el hecho es que nos brinda un respiro de un mundo material... de un mundo sofocado, que ya no puede soportar más nuestra presencia y que le urge que partamos ya.
Las situaciones son especiales, pero la muerte es esencial. Nadie vive por siempre, porque eso sería demasiado egoísta para los vivos y una injusticia de la vida, al desperdiciar tanto tiempo, en un simple mortal...
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