Como alma en pena que deambula por los corredores, experimento el eco de cada palabra.
Cada rima, cada estrofa, cada sonido se impregna en mi mirada. Mis oídos se desbordan y mi alma pide una tregua, pero el tiempo le recuerda que la vida no perdona.
Con su melancólico sonido, el viento canta a mi alrededor y me dice que toda esta charla nunca debe plasmarse.
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