Tan irracional como una bestia, sin motivo consiente que ayude a analizar los actos.
La importancia de las cosas radica en la relevancia de las consecuencias de los sucesos.
Con el único miedo de perder la singularidad de lo seguro y el riesgo de afrontar lo pasajero.
Indomable como un dragón, tan frágil como el ratón que cae en las garras del gato.
Nada nunca desaparecerá, simplemente se marchará y entre la niebla, las huellas en un camino húmedo delatarán a la bestia que no encuentra su destino.
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