domingo, enero 10, 2016

Testigo silencioso

Aun puedo escuchar sus gritos pidiendo auxilio. Mi nombre no dejaba de repetirse entre cada aliento robado.

En medio de la oscuridad, su luz se fue desvaneciendo y con ella se fueron mis sueños. Mi corazón se detenía ante lad marcas de semejante agonía.

Mis palabras fueron sofocadas por la oscuridad del entorno; después de eternos minutos, cuando gordas gotas de sudor surcaban mi rostro, el silencio me arrebató los susurros donde le decía "perdóname, aun te quiero..."

Olvidado en un rincón, con el corazón hecho pedazos y el alma en el infierno, mi cuerpo se perdió entre la oscuridad y la inmundicia.

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