Con la blancura dentro mí, me dispuse a conquistar el mundo, sin pensar en la maldad existente en él; toda acción realizada buscaba encontrar lo más profundo de la esencia de la cosas, vista desde lo alto del cielo y de lo profundo de mi ser.
Pero algo nunca contemplé... que mi alma corrompida con el tiempo, de la oscuridad no se salvó y en ese salto al abismo, parte de mí se destruyó; mis grandes y blancas alas, se volvieron cenizas arrastradas por el viento, dejando mi cuerpo en caída libre...