Cayendo la noche sobre la ciudad, todo luce tan oscuro, tan solitario; todo es un entorno tranquilo y natural, hasta que la luna llena en el fondo se deja mirar.
Como licántropo se transforma el sentimiento, que ahora ya no me deja en paz; surgen las dudas forradas de recuerdos que creía ahogados en el mar.
Tus besos me quemaron la piel, dejando marcas por mi cuerpo, que ahora me recuerdan, lo que llevo dentro.
Esos brincos sofocados, son los que una vez me impulsaron a mirar por las puertas de tu alma, en donde… plácidamente me perdí[…].
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