Tan fácil que es decir no, tan sencillo que es dar el cortón. Al final te faltó valor y coraje, te faltaron agallas para vivir la crisis que tú mismo creaste.
Ahora vienes con tus lágrimas de cocodrilo a pedir perdón, a decir que todo ha cambiado y que tú eres mi gran amor...
Un amor de sal, que llega a mi corazón herido y lo hace saltar; estremecerse de dolor con tus mentiras y tu falta de humildad, porque si tú me quisieras, me dejarías en paz y te irías con tu querida a contarle historias de fantasía...
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