lunes, junio 30, 2014

Lluvia inesperada

Viendo llover, mi ser poco a poco se calmó; la presión de mi cuerpo poco a poco bajó hasta que el ruido de mi corazón, en un susurro se convirtió.

La lluvia me llevó al trance y el trance me llevó a soñar. Escondidos en cada gota kamikaze, los recuerdos se asomaban un poco indiferentes, temerosos a que pudiera recordarlos.

Mi ciudad está hecha cenizas, pero con el viento de la tormenta los cimientos se asoman. No todo está perdido, aunque no hay nada ganado.

Entre tanto caos, un rayo surca el cielo y se estrella frente a mí, sacándome de mi letargo y descubriendo que por ver llover me quedé dormido imaginando que estarías conmigo...

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