sábado, junio 14, 2014

Siluetas

Esperando una llovizna que despeje mi mirada y me permita contemplar la infinita belleza de las figuras plantadas en mi camino.

Figuras de barro, de sal y de encanto que, estando inmóviles y siendo frágiles, retan a las fuerzas del viento a moverlas un milímetro hacia el centro.

Nada se compara con admirar la belleza de la creación... sólo el hecho de, con las yemas de los dedos, rozar su contorno hasta perder el control.

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