domingo, agosto 07, 2016

La andanza

Y yo que pensé que todo esto había acabado, que tonto fui. Nunca imaginé que la ausencia de tu calor estremecería tanto mi piel. Que mis manos, acostumbradas a tocarte, se sentirían inútiles al tocar el vacío entre los dedos.

Cuando nada ocurre ya, los suspiros se vuelven largos y agonizantes. Esperando encontrar vida en el camino, me resigno a seguir caminando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario