Entre rayos y truenos; con el cuerpo abochornado y mi mente saturada de preguntas y sentimientos, la duda se planta.
Te entiendo, o eso intenté hacer. No se si lograrás entenderme o si algún día "me perdonarás".
Tus labios fueron sellados por un amargo beso y ahora tu boca no dice nada; nada que llegue a mis oídos, nada que llegue a mis ojos.
En la oscuridad de la noche, atormento a mi mente con canciones de "amor", a mis nervios con los recuerdos y a mi nariz con tu olor.
Con mucha neblina, mi mente le ganó al corazón y preferí azotar la puerta al salir, para darme ánimos al momento de cruzar el umbral.
Nadie tiene que llorar... pero el firmamento mata la sensatez y los sueños llegan, rompiendo consigo el silencio de mi interior. Tanto ruido, tanto torbellino... tantos fragmentos de lo que creíamos era una canción de amor...
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