jueves, octubre 16, 2014

Picnic

Quien lo iba a imaginar, que un día perfectamente soleado se convertiría en un cerrar de ojos en un día sombrío y gris. Las expectativas de un picnic se han venido abajo por el temporal. Los planes se los ha llevado el viento; las hojas secas caen en un vaivén y tratan de llenar el vacío que quedó en la colina bajo el roble.

Todo sucede cuando está escrito que sucederá, no antes... no después. Si no es su tiempo, no sucederá por más que se force. Era el lugar perfecto para comer; el lugar perfecto para reir; el lugar perfecto para disfrutar de un momento al sol y mirar al horizonte y reír como un niño; el lugar ideal para perderse en el infinito azul del cielo después de comer; todo era perfecto... menos el tiempo.

El cielo brillante se hizo sombrío y las nubes taparon el sol... el viento frío llegó y mis ropas se empaparon. Después de todo, el tiempo de lluvia tiene su encanto; se marca la silueta de un ser al caminar por el pasto.

Todo fue perfecto... hasta la lluvia. Simplemente no nos tocaba comer en el campo a los rayos del sol...

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