Puedo ver tu sonrisa, semi oculta por la noche. Aunque intentes esconderla, ese ruido que hacen tus dientes cuando castañean es tan peculiar, que incluso el silencio se niega a interrumpir.
Metido en un rincón, la luna juguetona te ha alumbrado una parte del rostro, dejando al descubierto tu escondite y la vulnerabilidad de tu ser.
Aunque corras más rápido que una hoja arrastrada por el viento, algún día te voy a encontrar y, cuando te atrape, nunca te voy a soltar.
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