viernes, noviembre 28, 2014

Fantasía paralela

Como vórtice de tornado, sin tener idea de dónde tocará tierra o si lo hará, las preguntas fueron llegando a mi mente. Tan enérgicas como niños por la mañana, se fueron acumulando y entrelazando, hasta que un cuadro estuvo formado.

Un tapiz de otro color; otro mundo continuando, viviendo, gozando. Imágenes que lucen grises, cuando los rayos pintan de colores el aire que respiramos.

¿Aun recuerdas los rayos que morían en las olas del mar? Ese viento travieso nunca nos favoreció, porque la imagen realizada nunca nos gustó. Con el ruido en tus oídos, con tu risa en mi interior, con el agua en tu cara y las gotas de lluvia a nuestro alrededor.

En la continuidad del tiempo, un montón de piedras se han acumulado por las marchas hechas cada año. Pingüinos curiosos que sólo buscan la primera estrella de la noche; estrella que señale el camino donde las flores nunca marchitan.

Con tu torso sobre mi espalda y estrellas fugaces sobre nuestras cabezas, nuestro entorno no se marchita. En la eterna primavera, el sol no se pelea con la joven luna.

Porque en cada ascenso, los pulmones se llena de paz y serenidad. Con tu cara de pensador, tu mirada perdida y tu sonrisa tímida, la puesta de sol no puede ser más fenomenal.

Simulando a Buda bajo la higuera, mis piernas se han convertido en piedra, bloqueando las sensaciones de mis pies. Ante el miedo de caer, ríes alocadamente, mientras diriges tu mano a mí, en el momento culminante en que mis labios depositan un beso en tus dedos...

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